Los veintidós Arcanos Mayores nos abren la puerta de la revelación y son un canal de acceso a la sabiduría. Partiendo de la observación y descripción de cada uno de ellos, podemos encarar un progresivo y efectivo trabajo de superación individual y grupal.
La idea es sentir en cada encuentro la energía peculiar de los diferentes Arcanos. Uno a uno, transitarlos profundizando una mirada descriptiva, escudriñando cada símbolo.
Observar las figuras, las actitudes, los colores, los fondos y las formas. Descubrir sus mensajes e intenciones. Cuestionarlos, increparlos, asumirlos, criticarlos y disfrutarlos.
Leerlos del derecho y del revés. Dejar que penetren y conecten con nuestro yo interior, propiciado por un estado de relajación adecuado, y visualizarlos en acción, permitiendo que se expresen y nos hablen.
Cada Arcano es un espacio para la integración de actividades lúdicas, perceptivas e ingeniosas vinculadas con el arte y la espiritualidad. Es también el sosiego.
Los arcanos del Tarot representan simbólicamente aquellas fuerzas instintivas que operan de forma autónoma en la psique humana y a las que Jung llamó arquetipos.
Estos arquetipos funcionan en la psique de la misma manera que los instintos en el cuerpo. En el conjunto de las barajas del Tarot hay un hilo conductor tan preciso como el de la estructura biológica natural de un ser vivo.
Una mirada profunda deja traslucir una visión del mundo y de la realidad muy concreta, una hipótesis extremadamente rigurosa de la organización de las energías espirituales, psíquicas y físicas, así como de sus intersecciones.
Los símbolos se organizaron según un esquema preciso, determinado fundamentalmente por la numeración de las cartas, que invita a una reflexión sobre el orden natural que hay que darles.
En nuestro viaje, los Arcanos, desde el número uno hasta el veintiuno, están dispuestos en secuencias de tres filas horizontales de siete cartas cada una.
La carta de El LOCO es la clave de todo el sistema, es el símbolo de libertad que hace que el Universo, tal como lo describe el TAROT, sea dinámico y no estático. Puede reemplazar a cualquier carta en cualquier otro punto del esquema, modificándola dinámicamente. Esta es la razón por la cual, en las barajas tradicionales, no se le ha atribuido una numeración vinculante.
EL LOCO se pasea por encima de las filas mirando hacia abajo a las otras cartas; es libre de espiar a todos y puede irrumpir inesperadamente en nuestras vidas con el resultado de, a pesar de toda intención consciente, acabar actuando como locos.
Reflexionaremos sobre el orden natural que se les da.
Reino de los Dioses
EL MAGO está a punto de hacer unos trucos. Su magia nos conecta con los niveles más profundos de nuestro ser; nos hace reconocer que aún existe un mundo lleno de misterios y admiración, un mundo que opera más allá de los límites del espacio y el tiempo y más allá también de la lógica y la causalidad. Está dispuesto a demostrarnos que existe una realidad milagrosa dentro de nosotros mismos.
LA PAPISA es conocimiento y memoria ancestral; en ella sabiduría e intuición van de la mano. La receptividad es una de sus características esenciales, abriéndonos las puertas de la percepción más exquisita, lo que nos habilita para entender los mecanismos fundamentales en el funcionamiento del mundo. Es la portadora de un nuevo espíritu.
LA EMPERATRIZ Y EL EMPERADOR simbolizan a gran escala al Padre y la Madre. La Gran Diosa Madre gobierna con amor, conecta el espíritu con la materia, es fuente de abundancia y fecundidad. El Padre, ordena nuestros pensamientos y energías conectándolos con la realidad de manera práctica.
EL PAPA representa una figura arquetípica de autoridad, cuyo poder sobrepasa al del Emperador. Es la figura del Hombre sabio, el rostro visible de Dios, puente entre el hombre y lo divino.
El ENAMORADO nos conecta con el eterno triángulo. Este joven ego que se había liberado de alguna manera de la influencia coactiva de los arquetipos paternos, es capaz ahora de mantenerse en pie, pero todavía no es dueño de sí mismo y es incapaz de moverse. De aquí en adelante este joven ego será el protagonista del drama del Tarot, el héroe que enfrentará el viaje a través del camino de la autorrealización.
EL CARRO, el héroe ha encontrado un vehículo que lo conducirá en su viaje. El conductor es un joven rey que está en movimiento y dibujado a escala humana; actúa, y es más accesible que EL EMPERADOR. Con EL CARRO llegamos a la última carta de la fila superior de nuestro mapa (en ésta se representan muchos de los personajes más importantes entronizados en la constelación celeste de los arquetipos).
Reino de la Realidad Terrestre, de la conciencia del Ego y del Equilibrio
La primera carta de la segunda fila es LA JUSTICIA. Aquí el héroe debe evaluar los problemas morales por sí mismo, para lo cual necesitará ayuda, pues deberá medir y sopesar.
EL ERMITAÑO lo puede ayudar a encontrar una luz más individual y personal, aquélla que debe rescatar desde lo más profundo de su yo.
LA RUEDA DE LA FORTUNA simboliza una fuerza inexorable en la vida, que parece actuar fuera de nuestro control pero a la que todos debemos enfrentarnos.
LA FUERZA nos muestra una dama domando a un león. Ella ayudará al héroe a domar su naturaleza animal.
En El COLGADO vemos la imagen desvalida del que está detenido pero se está preparando para un enorme despertar espiritual.
EN EL SIN NOMBRE o LA MUERTE ante cuya guadaña todos nos encontramos desarmados, nos anticipa la transmutación de las fuerzas.
LA TEMPLANZA es la última de las figuras de esta fila. En ella aparece una figura que nos alivia con su promesa de ayuda. En el manifiesto trasvasamiento de energía, comienza a fluir nuevamente la esperanza.
Hasta aquí, el héroe había estado comprometido en liberarse de las coacciones de los arquetipos que le afectaban personalmente en el mundo de los seres vivos y de los acontecimientos; y en establecer un nivel para su ego en el mundo exterior. Ahora está preparado para dirigir sus energías de una manera más consciente hacia el mundo interior.
Reino de la iluminación y la autorrealización
La primera carta de la tercera fila es EL DIABLO representa a Satán, la estrella caída. Cada vez que éste aparece en nuestra vida, dentro de la confusión que genera, surge un rayo de luz.
LA TORRE DE LA DESTRUCCIÓN, LA ESTRELLA, LA LUNA, EL SOL y EL JUICIO, representan diversos estadios de iluminación en orden ascendente.
Con EL MUNDO, aparece el «sí-mismo» totalmente realizado. Todas las fuerzas contradictorias con las que hasta ahora había tenido que enfrentarse, aparecen juntas en un mundo; el sentido y el sinsentido, la ciencia y la magia, el padre y la madre, la carne y el espíritu; todas están juntas en una armoniosa danza de puro ser.
Dulce Choclán
¡Qué forma más bella y a la vez más profunda de explicarnos las enseñanzas que contiene el tarot! De verdad, mis felicitaciones porque es una exposición clara, amena y excelente. Besos,
Muchas gracia Mayte; solo he querido compartir parte de este maravilloso «manual de navegación» que es el Tarot y que nos conduce hacia lo más profundo de nuestro Ser, donde reside la auténtica felicidad:)