El Arcano Mayor número XVIIII corresponde a El Sol.
¿Cuál es su interpretación?
Tras la noche (La Luna) llega de nuevo el día (El Sol). Ver La Luna antes que El Sol, por algo será. El Astro Rey nos inyecta vitalidad cada vez que aparece. Es claro cómo varía nuestro estado de ánimo cuando tenemos un día soleado o cuando está nublado.
El Sol en el Tarot es la confianza, el optimismo, la alegría, la energía. Expresa gozo, generosidad, claridad, buena salud, amor, despreocupación.
El Sol es el Padre que nos cuida con su poder alumbrador. A pesar de nuestras dificultosas vivencias que debemos transitar (La Torre, La Muerte, El Colgado), siempre hay luz, luz en todo lo viviente. Ya hemos pasado el muro y volvemos a conectar con nuestro niño interior, y gozamos con el contacto (véase cómo está presente en El Sol la carta de La Luna).
En psicoterapia puede señalar un momento de «ser más yo» más auténtico que El Carro por ejemplo, ser uno en contacto con los demás. Psicológicamente El Sol es siempre una carta agradable, y aporta prosperidad y una buena sonrisa 🙂
El Sol nos aporta la confianza para seguir viviendo con fuerza y entusiasmo día a día.
Ante El Sol, todos somos niños desnudos. Vivir es jugar. El éxito está en el vivir.
Mira El Sol de frente…, fíjate…, Él también te mira de frente… ¿adónde te lleva su luz?
José Ignacio Marina, Astrólogo Transpersonal y Tarólogo.
Dulce Choclán, Taróloga, Psicóloga y Coach PNL.
Lo miro fijamente y me calmo (¿Sol en Tauro?).
Pues seguramente Iñaki 😉
Ya sé que no nos lo vas a decir, pero, ¿dónde tienes el Sol?
Jajajaj! Sos adorable Iñaki.
El sol es hermoso. Me ha salido últimamente, y eso que por acá estamos en invierno.
Parece como si por fin esos dos se han reconocido y aceptado. Ahora pueden hacer todo juntos en lugar de tirar uno para cada lado como en El Carro.
Quizás…La vida se presenta como una experiencia para ser disfrutada; un mundo de juegos inocentes, en el que podemos recobrar la espontaneidad perdida que nos es inherente…
Podemos descubrir de nuevo la armonía interior que sentimos cuando niños ante las divergencias que nos asustaban y nos separaban de nosotros mismos y de los demás. Cuando este Sol amanece dentro de nosotros, hace que el espectro solar de la realidad exterior brille como nunca lo hizo antes…
El jardín cercado del Sol crea un tipo similar de clausura – un sagrado témenos – donde todo lo sagrado y oculto puede ser traído a la luz…Sólo dentro de un lugar consagrado como éste pueden surgir los instintos opuestos, transformados en niños desnudos…
Los niños representan a menudo la función inferior, infantil y subdesarrollada, a través de la cual nos puede llegar la renovación. Los niños simbolizan algo recién nacido, vital, experimental, primitivo y completo; no son conscientes de sí mismos, careciendo de un censor interior que somete a escrutinio cada acción y palabra, matando toda creatividad espontánea…
La primera mitad de la vida es generalmente el viaje de un ego, un estadio de desarrollo necesario en nuestra cultura occidental…
Cuando finalmente hemos dejado nuestra huella en el mundo y nuestro sol se halla en el cenit, entonces podemos volvernos hacia dentro para redescubrir al niño que perdimos y unirnos de nuevo a él de una manera más consciente, curándonos así del estado de alienación interna impuesta por la civilización..
El Sol representa la reconexión del hombre con el lado perdido de sí mismo lo cual le proporcionará la experiencia directa de la iluminación celestial y de la vida trascendente..
La ardorosa iluminación del Sol puede ser peligrosa para los seres humanos… Los rayos se representan como formas alternas de aguas, lanzas y ondas serpenteantes que representan al Creador como no totalmente benéfico, sino también como encarnación de los opuestos…
Detrás del aura multicolor del Sol, vemos un collar de líneas negras que nos dan una idea del calor energético de las quemaduras del Sol (el negro como combinación de todos los colores, simboliza la unión final de todas las fuerzas opuestas para crear la energía pura)…
Cuando el Sol, ascendiendo en el cielo, derrama sus rayos, se convierte en un gigantesco mandala, símbolo del orden racional existente en el inconsciente y en la naturaleza…