Bruno Huber (29 noviembre 1930 – 3 noviembre 1999) ocupa un lugar destacado en los astrólogos que han dedicado toda su vida a la investigación y transmisión de la Astrología.
Nacido en Suiza, Bruno y su mujer Louise Huber colaboraron durante 3 años con Roberto Assagioli (1888-1974), reconocido psiquiatra creador de la Psicosíntesis, el cual estimulaba los resultados que obtenía Bruno con las Cartas natales de sus pacientes.
Bruno Huber estudió psicología, lo cual le dio claridad de conceptos que le sirvieron para poner transparencia en la diversidad de interpretaciones que había en los rasgos astrológicos por aquel entonces.
El estudio de los planetas de Bruno Huber fue su especialidad. Además, desarrolló la estructura de aspectos, la curva de intensidad de casas (punto de reposo y punto de equilibrio), la progresión o punto de la edad, la carta de clics, etc.
Hoy día, Michael Alexander Huber continúa la labor de difusión e investigación de su padre, ampliando y aportando importante novedades como el horóscopo de casas y el horóscopo del perfil, entre otras.
Puedes leer aquí más acerca de la Astrología Huber o Psicología astrológica. La escuela Huber y API España se dedican a promover todo lo referente al método Huber.
Los libros de Psicología astrológica Huber los publica Api Ediciones en excelente encuadernación y traducción, realizada por Joan Solé.
Exponemos el resumen de una autobiografía de Bruno Huber, publicada en la revista alemana Astrolog, en los números 41 (diciembre 1.987) a 45 (agosto 1.988), cuyo texto completo está en Cuarenta años en el camino de la astrología.
Los duros inicios de Bruno Huber
«Tenía escasamente 17 años cuando la astrología entró en mi vida. Yo mismo la había llamado con mi espíritu de contradicción – ¡y se quedó para siempre!
Precisamente a esa edad, en la que uno se siente tan desgarrado en su interior y en la que – debido al abismo existente entre los ideales y la realidad de este mundo – uno está en desacuerdo con el destino, se supone que la persona tiene que escoger definitivamente el camino que quiere recorrer en su vida. Yo, debido a mi gran amor por las estrellas, me había decidido por la astronomía. Pero, como para mantener vivo mi conflicto, fui a topar con un profesor de astronomía que con la cara enrojecida de fanatismo renegaba continuamente sobre la “astroLOGIA” en todas sus clases. Tras algún tiempo, me pareció que este comportamiento no encajaba demasiado con la seriedad de los números y las fórmulas. Y, como quería saber en que consistía en realidad la astrología, me compré un libro.
Recuerdo vivamente como, con timidez y con sentimientos de culpabilidad por estar cometiendo una herejía académica, entré en una librería y pregunté si tenían libros de astrología. Me remitieron al fondo de la tienda, al estante superior de una estantería que tenía el título de “Diversos”. Esto es todo lo que podía encontrarse en Zurich en el año 1.947: unos quince cuadernos azules con las “Efemérides de Rafael” para años individuales; algunos folletos de la editorial alemana Baumgarten impresos de forma manual, escritos con una vieja máquina de escribir y con una cubierta gris y marrón, con un “lenguaje abstruso” con el que entonces no podía empezar y, finalmente, un libro bastante vistoso en su presentación y con una bonita encuadernación: “Horoscopía” de Alfred Fankhauser (Editorial Orell Füssli, 1.946). ¡Debo admitir que la presentación me sedujo! Y además, entendía el lenguaje en el que estaba escrito. Así que me fui a encerrar con el libro de Fankhauser.
El conflicto interno estaba programado en mí. Era el típico enfrentamiento de las mitades derecha e izquierda del cerebro (tengo una cuadratura Mercurio-Luna en el horóscopo): ¿Quién tenía la razón, el racional profesor de astronomía o el “irracional” periodista y antropósofo, convertido en astrólogo, Fankhauser? Tras un auténtico proceso de filtrado irracional en mi psique, de casi dos años de duración, tomé la decisión de dejar los estudios de astronomía y dedicarme a estudiar psicología. La psicología fue una gran ayuda para aprender y clarificar conceptos en mi intento de seguir las huellas del fascinante hobby de la astrología. Así pues, ambas disciplinas estuvieron presentes en paralelo desde el principio y, lentamente, con el transcurso de años se fueron fusionando en una unidad en mi conciencia.
Los primeros años de mis estudios astrológicos fueron verdaderamente duros puesto que después de la segunda guerra mundial casi no había literatura y tampoco encontré ningún profesor. Una vez intenté acercarme a Fankhauser en una conferencia. Su reacción fue: “¿Cuánto tiempo tarda Vd. en calcular y dibujar un horóscopo?”. “Dos horas” contesté en voz baja. Y mientras desviaba su atención hacia otra persona, dejó caer la frase: “Podrá hablar de nuevo conmigo cuando sea capaz de hacerlo en 20 minutos”. ¡Punto!
Aparece Louise Huber
Mi madre (que era secretaria de una escuela internacional de esoterismo), en el momento de mi partida me había dado una carta para una alumna suya de Stuttgart. El relato de cómo llegó a producirse la entrega personal de la carta a la Sra. Louise R. sería toda una novela. Si bien en aquel momento la entrega de aquella carta me parecía un acto totalmente inútil, con el tiempo acabó siendo el acontecimiento más preñado de consecuencias de toda mi vida. Incluso cuando ya había llamado a la puerta, todavía pensaba en dar media vuelta. Sin embargo, unas horas después sabía con toda seguridad: “¡Esta mujer o ninguna!”.
Louise era una vegetariana fanática y hablaba utilizando el mismo lenguaje oculto que empleaba mi madre y que yo no entendía en absoluto, pero también era astróloga y siguió con interés mis logros académicas y mis reflexiones filosóficas. Además, era muy atractiva. Una combinación que siempre había buscado en las mujeres pero que todavía nunca había encontrado. En realidad, para mí fue un amor a primera vista (a Louise, como Tauro, le llevó más tiempo). Los siguientes días me mostraron con qué facilidad se aprende cuando se está enamorado. Los conocimientos esotéricos de Louise me parecían razonables y convincentes, y me permitieron clarificar cosas que había descubierto astrológicamente pero que no había comprendido completamente. Encontramos nuestro lenguaje común en la astrología. El clic Júpiter-Venus en la casa 9 entre nuestras cartas funcionaba como una instalación de riego mental mutuo.
Pasaron semanas y nosotros olvidamos el tiempo y el espacio. En inacabables conversaciones empezamos a construir la visión de un gran futuro; vimos personas más nobles en un mundo mejor y tomamos conciencia de que queríamos hacer algo para la expansión de conciencia de los seres humanos. Vimos claro que teníamos que actuar utilizando la psicología, la filosofía, la ciencia, la astrología y el esoterismo. Ya entonces surgió en nuestras conversaciones el modelo de un centro de formación para adultos. Sin embargo, todavía no veíamos claro cómo debíamos hacerlo en la práctica. No teníamos ni idea de cómo podríamos juntar dinero y espíritu. Cuando en la primavera de 1.953, estando el Sol a cero grados de Aries, nos presentamos ante el oficial del registro civil, lo hicimos sin ninguna idea clara de cómo lo llevaríamos a cabo, pero con una clara motivación: dedicar nuestra relación al servicio de la humanidad.
Introducción del esoterismo
Finalmente, el pensamiento esotérico fue el que me proporcionó los principios adecuados para la investigación de la astrología. Los esotéricos investigan las estructuras organizativas y los principios de actuación que se encuentran detrás de las formas aparentes de la vida, para poder penetrar en los procesos y estados de la naturaleza, y llegar a conocer su significado. Expresándolo de una forma más práctica, en relación con el ser humano esto significa que en sí, las formas de comportamiento exteriormente observables en una persona son insignificantes porque pueden ser cambiadas constantemente por la influencia del entorno. Distintas personas pueden adoptar formas de comportamiento idénticas partiendo de motivaciones de distinto tipo. Mientras no se haya comprendido la motivación subyacente en una determinada forma de comportamiento, no se pueden solucionar los problemas existentes; lo único que puede hacerse es describirlos y, en el mejor de los casos, mediante una “desprogramación” de la forma de reacción (entrenamiento del comportamiento), “peinar” la superficie.
Gracias a nuestra intensa dedicación al esoterismo en los años cincuenta (teosofía y Escuela Arcana de Alice Bailey), Louise y yo entendimos cada vez mejor que las posibilidades de interpretación que ofrecía la astrología estaban basadas eminentemente en una estructura de pensamiento esotérico. La misma construcción de un horóscopo ya denota que la astrología parte de un modelo orgánico del ser humano. Y las distintas combinaciones de constelaciones simbólicas de los horóscopos individuales no son más que modelos de organización y estructuras de funciones que pueden producir una multitud de posibles formas de carácter y formas de comportamiento.
Los años de Zurich
Nuestros primeros años juntos – hoy los llamamos “la época de Zurich” (1.953-56) – fueron un recorrido aventurero por el campo espiritual de aquellos días, en un intento de experimentar las distintas disciplinas de las ciencias humanas y espirituales, y mezclarlas en una visión conjunta. Los contactos personales que se produjeron a partir de nuestra participación activa en conferencias y de nuestra colaboración con grupos tuvieron un papel muy importante. Como íbamos regularmente a las meditaciones del grupo de la Escuela Arcana de Zurich, pronto aceptamos encargarnos del cuidado de la sala de meditación y de la biblioteca, dimos nuestras primeras conferencias y entramos en contacto con las personas que dirigían la escuela.
Gracias a las vivencias de la época de Zurich pude deshacerme de la clásica forma de pensar que existía alrededor de la astrología. De este modo, desde 1.955 me dediqué a realizar una verdadera investigación básica y, a partir de los estímulos mencionados anteriormente y con la ayuda de baterías de test psicológicos cuidadosamente seleccionados, conseguí definir los significados exactos y claramente delimitados entre sí de los signos, las casas, los planetas y los siete principales tipos de aspectos. Con ello, en un primer impulso, había tenido éxito en algo que en astrología jamás se había intentado. Esa base esmeradamente investigada me permitió más adelante abordar la correlaciónentre astrología y psicología. También hizo posible el posterior descubrimiento de las técnicas y métodos que hoy constituyen la base del “método Huber”. También son, hasta el momento, los principios básicos que se enseñan en nuestros cursos. Y, probablemente, también son la causa principal del éxito de nuestra escuela.
La experiencia con Assagioli
Así pues, en febrero de 1.959, nos mudamos a Florencia con toda la familia – mandamos nuestros enseres por tren. Allí se encontraba la sede principal del Istituto di Psicosintesi y la residencia de invierno de Assagioli; residencia de la que se marchaba en verano, debido a la calurosa atmósfera de Florencia, para ir a Capolona que se encuentra ubicada más arriba en la montaña.
Aquí empezó una vida totalmente nueva. En los tres siguientes años sucedieron tantas cosas que sería difícil exponerlas detalladamente en el espacio de este artículo: el intenso trato con pacientes de Roberto, la estrecha amistad con personas de todo el mundo, el aprendizaje y la aplicación de las formas de terapia de la psicosíntesis (terapias con un alto contenido de humanidad y además exitosas), el trabajar bajo las alas de un hombre auténticamente sabio cuyo alegre misticismo soportaba cualquier carga en la rutina diaria de la vida y del trabajo en común, la insospechada posibilidad de realizar investigaciones astrológicas de base que pudieron realizarse gracias al constante aliento y ánimo por parte de Assagioli, la inmersión en el mundo del arte, la nueva y vieja ciudad preñada de cultura, Florencia, el experimentar la forma de vida toscana en un paisaje (Copolona, en Casentino) en donde desde casi 4.000 años se habían cultivado olivos y viñas y en donde habían vivido personajes tan importantes como Guido di Arezzo (siglo IX) que inventó la escritura musical, Francisco de Asís que se convirtió en san Francisco en La Verna, Francesco Petrarca, el poeta y filósofo y Piero de la Francesca, el pintor y teórico del arte que fue alumno de Masaccio, etc.
En el instituto teníamos dos tareas:
Por una parte nos ocupábamos de la preparación del libro de psicosíntesis. Debíamos recopilar, ordenar y traducir del italiano o del alemán al inglés una multitud de pequeños textos y tratados que Assagioli había escrito en el transcurso de los años sobre distintos temas y métodos de psicosíntesis y también transcribir algunas cintas con entrevistas. Esto suponía una enorme cantidad de trabajo que – debo confesarlo y apreciarlo convenientemente – en su mayor parte fue realizado por Louise.
Por otra parte, a raíz del trabajo de Roberto con sus pacientes, surgió otra tarea sin que nadie nos la hubiera encargado especialmente. En aquellos tiempos lo llamábamos “after-terapia”, es decir, después de la terapia. Los clientes de Assagioli venían de los cinco continentes para recibir terapias que duraban entre tres y cinco semanas. Assagioli mantenía diariamente con cada uno una sesión de 50 minutos y el resto del día estaban a nuestro alrededor. Se encontraban sin saber qué hacer en ese mundo desconocido, estando todo el día con sus problemas. Así, nosotros nos convertimos en sus confesores y en sus terapeutas de tiempo libre. Muchas veces Louise cocinaba para ellos y, a veces, incluso dormían en casa. En ocasiones, la casa estaba tan llena de gente que tuvimos que desarrollar una terapia de grupo – algo que en aquellos tiempos todavía no existía en psicología. Todo esto fue para nosotros una densa formación en psicoterapia – aprendimos mucho y descubrimos nuevas posibilidades de terapia que después discutíamos y compartíamos con Roberto. Por otra parte esto enriquecía su libro.
Cuadro de Planetas, Astrología Huber [Puedes pulsar en la imagen para ver la Carta más grande] ©API
Entre otras cosas, en ese marco y conjuntamente con un paciente pintor de retratos que se encontraba en medio de una crisis creativa, descubrí – por accidente, como se dice – el diálogo de colores. Tanto en la terapia de conversación como en el trabajo en grupo, siempre se bloqueaba cuando salía el tema del padre. Una tarde, estando desesperado, le propuse que en lugar de dialogar con palabras lo hiciéramos con colores (yo ya había empezado a pintar). Aquello acabó siendo en una larga y amena noche de conversación mediante colores entre los dos. Días después su bloqueo se había disipado para siempre. Hoy es un conocido pintor abstracto.
Resultados de las investigaciones
Como en esa época todavía no me había decidido por un determinado sistema de casas, siempre empleaba tres métodos distintos: Campanus, Placidus y GOH (Koch). De este modo, bien o mal, tenía que realizar el trabajo en tres versiones. En el archivo del instituto que Roberto me abrió encontré una gran cantidad de historiales que en gran parte estaban acompañados de un rico material de test. Seleccioné las personas para las que podía obtener los datos de nacimiento exactos y con las que, para mayor seguridad de los datos de los tests, me podía entrevistar. El proyecto me costó más de dos años de trabajo pero me aportó un triple rendimiento que era mucho mayor que mis expectativas:
En primer lugar, como condición previa para la medición exacta de las posiciones planetarias, tuve que desarrollar el principio del horóscopo de las casas, cuyo significado terapéutico no reconocí hasta 15 años después con la ayuda de mi hijo Michael.
En segundo lugar, encontré la curva de distribución de energía dentro de una casa (hoy ampliamente conocida). Se parece a una curva senoidal que se dispone asimétricamente a partir del punto valle (punto de reposo) determinado según la proporción áurea.
En tercer lugar, encontré el sistema de casas adecuado para aplicaciones de psicología profunda y de psicosíntesis – puesto que mis mediciones sólo producían la mencionada curva con claridad en el llamado Sistema Koch (GOH-Geburts Ort Häuser System; sistema de casas del lugar de nacimiento).
La enseñanza
a finales de 1.967 empecé a estructurar un programa para la enseñanza de astrología. No era fácil, puesto que no podía apoyarme en nada de lo existente. Lo que encontraba en los libros era demasiado árido, demasiado mental y exageradamente tecnófilo. En definitiva, se trataba de transmitir a los alumnos una materia muy vital, una ciencia cuyo contenido era nada menos que el ser humano. Repetidas veces había oído que aprender astrología a partir de un libro era estar condenado al fracaso, que los libros enfatizaban demasiado la parte de cálculo (de cálculo del horóscopo) y que la parte de interpretación estaba presentada de forma demasiado abstracta y académica. La palabra “inexpresivo” me salía una y otra vez al encuentro.
Y así, empecé a trasladar mi conocimiento astrológico a dibujos y a gráficos de forma sistemática, aunque no pude evitar incluir algunas tablas de conceptos. Con menos de 20 hojas, empecé con mis primeros alumnos. Mi método de enseñanza consistía sencillamente en explicar esa serie de gráficos, ilustrar su contenido con ejemplos de la vida práctica, mostrar y aclarar los símbolos así aprendidos en sus múltiples correspondencias en horóscopos reales, y compararlos con la realidad de las personas en cuestión.
Louise asumió la parte organizativa y administrativa del trabajo. Para empezar, alquiló una sala en el hotel “Karl der Grosse” en Zurich, se encargó de hacer la publicidad (un diminuto anuncio en el periódico) de nuestra primera conferencia pública sobre astrología y envió invitaciones a nuestro amplio círculo de conocidos – nuestra esperanza era que, además de los que ya habían mostrado interés, también asistieran a la conferencia algunas personas más interesadas en astrología.
Ambos recordamos vivamente aquel memorable 12 de marzo de 1.968, cuando con una Lambretta – cargados con una pantalla y un proyector de transparencias, en medio de una lluvia torrencial – salimos a soltar nuestra propia pequeña “revolución astrológica del 68”. Acudió bastante gente – entre 30 y 40 personas. Pero lo extraño fue que entre ellas sólo estaba una de las personas que nos habían animado a hacerlo.
La conferencia fue bien. Era mi primera presentación en público y ya no puedo recordar lo que conté a aquella gente. Pero por lo visto tuvo efecto porque, cuando al final anunciamos que la siguiente semana íbamos a iniciar un curso de astrología básica, algunas personas se apuntaron en el mismo momento y durante la semana reunimos un total de 20 alumnos que a partir de entonces estudiaron con nosotros. Algunos de ellos se cuentan entre nuestros mejores amigos.
Algunos meses después tuvimos que iniciar una segunda tanda paralela de cursos. En otoño de ese mismo año empezamos una tercera tanda de cursos en Basilea y al cabo de un año ya podíamos sustentarnos con la astrología.»
Gracias Bruno por habernos entregado tanto sentido y motivación.
Autor: José Ignacio Marina, Astrólogo Transpersonal y Psicoterapeuta.
URL: Astrología y Desarrollo personal
Menuda vida la del señor Huber.
Yo tengo 19 años, y me empecé a interesar por la astrología dos años antes. Iba bien en los estudios, pero no en las relaciones sociales (no llegaba a tener novia), asi que empecé a buscarme a mí mismo.
Gracias a páginas como esta se mejor quien soy. Lo que me falta es sintetizar todo sobre mí, luego vendrán los demás.
Muchas gracias, Iñaki. Conocerse es fundamental para comprender la vida de uno, y la Astrología ayuda muchísimo en este camino, sin duda. Me alegra mucho leer tu comentario, gracias.
De nada, Jose Ignacio. Como me gustaría que la Astrología fuese aceptada por la sociedad tal y como la tratais personas como tú. Sin duda, debe pasar por una depuración profunda y quitar todo lo arcano y oculto que tiene.
«…Y las distintas combinaciones de constelaciones simbólicas de los horóscopos individuales no son más que modelos de organización y estructuras de funciones que pueden producir una multitud de posibles formas de carácter y formas de comportamiento…»
Hola Jose Ignacio, quería preguntarte algo…
la carta natal expresa nuestra personalidad o nuestro caracter?
qué diferencia hay entre carácter y personalidad??
de acuerdo a la afirmación de Huber, qué expresa la carta natal,el carácter o la personalidad?
gracias
Hola Aurora. La Carta natal es una fotografía de la energía, algo que va más allá de la psicología (ver Astrología y Psicología). La Carta natal expresa la dinámica energética con la que contamos, la cual interactúa con el exterior y se expresa en él. Por tanto, en términos psicológicos, incluye tanto el carácter como la personalidad.
El carácter está relacionado con lo innato, con lo genético. La personalidad tiene en cuenta, a su vez, la educación, lo recibido del entorno que va moldeando el comportamiento. Bruno Huber dice que en la Carta natal está el carácter (planetas en signos) y la personalidad (planetas en casas).
Mil gracias José Ignacio!
La verdad es que hablando con una persona surgió el tema,y ya estaba echa un lío…
Buen finde: )