El punto de partida para nuestra Sanación es la nueva conciencia del Yo a la que arribamos:
- A través del reconocimiento de nuestro Talento Unico.
- El esclarecer el para qué de nuestra existencia.
- Hallar el sentido de misión individual, personal, única, responsable e intransferible.
- Descubrir y visualizar los condicionamientos que obstaculizan nuestra evolución y aprendizaje.
- Encontrar el punto donde debemos hacer pie y asentarnos para trascender la bipolaridad.
- Asumir la conciencia de nuestra espiritualidad que firmemente encarnada nos direcciona hacia una clara conciencia de nuestro Yo Superior.
Una vez que nos paramos en nosotros mismos, vamos descubriendo la certeza personal. Cada vez más nos alejamos de las creencias que nos hacen depender de las determinaciones esclavizantes del afuera, con sus condicionamientos, manipulaciones, desvalorizaciones, juicios y críticas.
Somos conscientes de las imposiciones de las religiones, política, tradiciones familiares o sociales de una sola y a veces estricta y caprichosa concepción de un único sendero del alma común a todos.
Vamos desarrollando la capacidad de introspección que nos conduce a un compromiso creciente con la Verdad con su consecuencia inmediata que es la Libertad y su expresión más acabada que nos abre a la Iluminación. Y este es el punto de partida para la plena asunción de la propia identidad la reconstrucción del Yo bajo una nueva perspectiva.
Allí comienza a cobrar plena evidencia la individualidad, el Yo se afirma en su eje, decide comprometerse con su auténtica vocación, despliega sus capacidades y talentos que son aprovechados al máximo para ejecutar y realizar el propósito del alma, y cada gesto, cada acción, cada pensamiento y sentimiento de ese ser humano trascendido, se convierte en Luz, Verdad y Amor para consigo mismo y para con el resto de la humanidad.
Es allí cuando descubrimos que la existencia encuentra su más exquisita expresión, y se desliza sin sobresaltos, ni dolor hacia las metas escogidas.