La frase “conócete a ti mismo” nos brinda la clave para este arduo trabajo de hacernos conscientes de los recursos con los que contamos para sanarnos a nosotros y sanar a los demás.
Cuando comenzamos a percibir que el otro puede constituirse en espejo que nos refleja la más acabada, fidedigna y estricta imagen de nosotros mismos, comenzamos a aprovechar cada oportunidad de encuentro y confrontación con el prójimo como una inestimable experiencia de aprendizaje.
El otro, cualquier otro, se constituye en Maestro de Vida.
Sea a través de la dolorosísima experiencia del rechazo o mediante la vivencia más amorosa y compasiva nos enfrentamos permanentemente con la exhumación de nuestra herida emocional original y la pluralidad y variedad de sus manifestaciones.
Cada paso consciente direccionado hacia el autoconocimiento nos aporta información precisa de nuestras creencias y los recursos que afloran de nuestro interior para resolverlas y superarlas.
Una vez que nos hacemos cargo de que la solución a nuestros problemas no nos viene del otro ni del afuera, que no nos hace falta huir como enajenados de nuestra realidad, sino que por el contrario, la quietud y el encuentro con nuestro Yo más íntimo nos devolverá el sosiego, la paz y la respuesta a nuestros cuestionamientos, empezamos a transitar nuestro sendero sin tropiezos, utilizando con inteligencia nuestras capacidades, economizando tiempo y esfuerzo y gozando por fin de la Vida con total intensidad.
En momentos e instancias claves de nuestras vidas cuando nuestro radar personal nos falla, cuando nos supera el desconcierto y flaquea nuestra autoconfianza, el Tarot y su sabio aporte como extensión y expresión de nuestro Yo Superior, puede constituirse en un eficiente recurso de clarificación y aseveración de nuestras presunciones y disipador de nuestras dudas.
Me encanta su pagina, la seriedad y profundidad, me encanta!