La Tradición nos enseña que hay 4 niveles, desde que la energía es emanada de la Mente Cósmica hasta su materialización. Estos son los 4 mundos de La Sagrada Cábala.
El primer mundo es Atziluth, correspondiente a los Arquetipos Sagrados, en el Arbol de la vida son equivalentes a los Sephirot.
El segundo mundo es Briah correspondiente al nivel de Los Arcángeles.
El tercer mundo es Yetzirah correspondiente al mundo de Los Angeles.
El cuarto Mundo es Assiah, correspondiente a las 4 fuerzas elementales de la naturaleza que originan la materia.
Es por esto que en La Cábala comenzamos trabajando con las fuerzas básicas de los Elementales, los Angeles y los Arcangeles.
El Arbol de la Vida es un mapa que nos muestra el camino de regreso a la fuente que origina la vida, la Mente Cosmica.
La Cábala nos devela el patrón que debemos seguir para desarrollarnos en estos 4 mundos.
Así mismo, la cábala nos lleva de la mano para alinearnos con la frecuencias más sublimes del universo. Esto amplifica nuestro campo magnético de tal forma que nos permite modificar nuestro entorno con nuestra sola presencia.
Este fenómeno se conoce como resonancia. Es decir, que uno de los propósitos fundamentales de La Cabala es la creación de un cuerpo de energía capaz de influenciar a nuestro entorno.

La Sagrada Cábala nos enseña a ser dueños de nuestro destino, sin controlarlo todo.
Esto quiere decir que, muchísimas veces nuestros deseos no están alineados con lo que nos corresponde vivir por «Voluntad Divina», entiéndase por voluntad divina todo aquello que nos permite crecer, evolucionar y ser felices.
La mayoría de las veces lo que deseamos esta vibrando al unísono con nuestro ego, o con la sociedad que dicta los patrones de conducta, la moda, lo que pensamos, comemos y decimos para poder ser aceptados, etc. Esto nos aleja de nuestro propio proceso de evolución, del plan que se estableció cuando fuimos creados.
Pues bien, de esto se trata La Voluntad Divina, de quitar nuestro ego para aceptar lo que en verdad es mejor para nosotros.
Es a ésto a lo que se refiere la oración del padre nuestro cuando dice: «Hágase tu voluntad en el cielo y como en la tierra». Aceptar que no sabemos lo que mejor para nosotros o para nuestra alma. Es dejar de querer de vivir esto o aquello. Es dejar de controlar.
Esto no quiere decir que dejemos de accionar. Cada cosa que hacemos traza una línea en el tiempo, un destino.
Sin embargo, cotidianamente pasamos por encima de los otros, herimos, mentimos, robamos, matamos buenas intenciones, sembramos división, violencia, etc. Y todo esto con el único propósito de conseguir una cuota de poder que nos de una identidad en este mundo.
Porque no sabemos quienes somos, ni hacia donde vamos.
La Cábala nos hace sólidos, consistentes, fuertes. Nos moldea de manera amorosa e inteligente para ser mejores personas, viviendo en abundancia y en armonía con todo lo que existe.
Nos ayuda a comprender que no es el mundo el que nos influencia: somos nosotros los que influenciamos al mundo.
Esto es la verdadera felicidad, esto es el reino de los cielos.
La Sagrada Cábala nos enseña que es en este mundo, en nuestra vida diaria con todos los altos y bajos que podamos experimentar, que debemos accionar nuestro campo vibratorio.
Nuestra tercera dimensión es el Reino, es el tesoro en donde una fuerza extraordinariamente inteligente se manifiesta. Debemos aprender a honrar a la Mente Divina en este mundo de Assiah.
Esta tarea no es fácil, pero es realizable. Y en la Cábala encontraremos la claves para transitar esta vía, alineándonos psíquicamente, en primer termino, a la frecuencia de los elementales, de los Ángeles y los Arcángeles.

La Cábala es un viaje maravilloso que nos abre la puerta a emociones indescriptibles, puesto que la palabra Amor se queda corta cuando se experimenta (así sea por breves milésimas de segundos), lo que es la materia prima que habita en cada uno de los 4 Mundos.
Es una puerta que se abre para todo aquel que desee poseer las llaves. Allí todos somos bienvenidos.
Un abrazo y hasta la próxima.