Cuando se enciende el misterio en el vientre de una mujer, la célula madre que allí se ha enraizado contiene un núcleo palpitante. Éste, como latido primordial, permanece hasta la expiración final de cada existencia humana.
En esa primera instancia solo podrás reconocer un punto que se impone con su rítmica impronta. Luego se suceden de modo vertiginoso divisiones y más divisiones. El corazón se convierte en el receptáculo de ese ínfimo “misterio de latido ancestral y eterno”; los demás órganos, sus muy preciados satélites.
Así como es insondable su origen, lo es también su persistencia y esa asombrosa sintonía con la “madre tierra” (pacha mama según el lenguaje de América). Este enunciado que puede parecerte una metáfora, en realidad se basa en el concepto de que los pulsos del magma pueden revelar el «latido» de la Tierra.
El Universo entero (expresado en el OM, vibración original de donde emana toda la creación y que impregna de Luz toda la conciencia). Como podrás inferir de lo expuesto, hay una perfecta sintonía entre los latidos presentes en los tres planos: TÚ, la TIERRA sobre la que te asientas, y el UNIVERSO que te abarca.
Y es la Meditación, precisamente, la que nos permite descubrirlo y vivenciarlo.
En estos tiempos se habla mucho de meditación, y es muy bueno que así sea. Mi intención no es confundirte aún más, sino acercarte un enunciado simple que te permita esclarecer el concepto: “MEDITAR es encontrarte contigo mismo”. Este abrazo íntimo, introspectivo, amoroso de tu mismidad te lleva al “alumbramiento”, iluminación de tu YO pariéndote a ti mismo.
En el seno materno aprendiste a reconocer los latidos del corazón de tu madre, y por eso al nacer y en los primeros años de vida, te calmabas cuando te acercaba a su pecho.
Ahora, en éste, tu propio “parirte”, el primero y más importante de los pasos, es reconocer “tu propio latido”. Al principio se te confundirá con el del útero materno, el impreso en tu memoria celular.
Pero poco a poco, te irás apoderando del tuyo propio, reconocerás tus arritmias y los síncopes, los bloqueos parciales o totales, sus aceleraciones y declinaciones. Y podrás explorar con la respiración y la relajación el modo de armonizarte y hasta disfrutar intensamente de este encuentro pleno contigo.
Ésta es la clave: una vez que detectas este núcleo palpitante en tu interior descubres el gran poder que tienes. De este punto de energía infinita partió y se consolidó tu realidad humana, tu YO.
Entonces, esta fuente absoluta, generadora de vida, consciente y voluntariamente activada por ti, podrá acoplarse e integrar su latido rítmico con el de la TIERRA y el UNIVERSO y obrar desde esa posibilidad la consecución de las más profundas y asombrosas INTENCIONES.
Habrás escuchado hablar del timo, glándula que está ubicada en el centro de tu pecho y que se asocia al chacra cardíaco. Han aparecido por internet varios ejercicios para activarlo.
Intenta hacerlo, y sobre todo, procura visualizarlo al practicar respiraciones pausadas y conscientes. Con esta práctica lograras no solo relajarte y liberar la ansiedad, sino también hacer evidente en tu interior el gran poder concentrado en el minúsculo núcleo o punto primordial abarcado en ese espacio y alentado por tus respiraciones amorosas.
Respira con el corazón, sería mi sugerencia, hoy.
Ya seguiremos otro día ampliando el tema…
Autora: María Cristina Beati, Terapeuta, Tarotista y Sanadora Espiritual.
Hermoso…
Gracias Cristina!
Gracias, Karina. Me alegra mucho saber que te ha gustado. Un abrazo. Cristina