Un nuevo año comienza y, como es habitual, niños, adultos y ancianos empezamos a escribir la carta a los Reyes Magos.
Como en un cuaderno reluciente, lleno de páginas en blanco.
Pareciera que, en estas fechas, todos pensamos otra vez como niños.
Recuperamos un poquito de esa magia perdida hace mucho tiempo.
Y ese es el primer regalo que recibimos!
Como contaba en el artículo Entramos en Capricornio, el Sol, después de su “muerte y resurrección”, comienza otra vez su período de ascenso, desde bien abajo, pero con ambición y constancia.
Al más puro estilo de Capricornio, como corresponde a la época.
[Perdona que insista tanto en este tema, que me he tomado como una especie de “cruzada personal”.
Pero abramos los ojos: Saturno, a través del signo que rige, nos trajo, primero, el retorno de la luz solar; ahora, nos trae regalos… y seguimos pensando que es “maléfico”.
¿No será que somos nosotros un poquito “amargados”, que solitos nos complicamos la vida? ;)]
Con ese optimismo sereno propio de estas fechas, aún frías y austeras, nuestros deseos se renuevan, y formulamos nuestros propósitos, metas y ambiciones (Capricornio otra vez!) para el período que comienza.
Cuánto nos durará el optimismo dependerá, una vez más, de nuestro esfuerzo.
Quiero adelgazar, pero ¿seguiré yendo al gimnasio en febrero?
Si estudio inglés, ¿lograré, por fin, pasar del present simple y el present continuous?
Dependerá de lo realistas que sean nuestras metas, y eso estará en función de lo bien que nos conozcamos a nosotros mismos.
Un mes lleno de Astrología
Estas fechas son muy ricas en celebraciones de origen astrológico, disfrazadas de religión o de cultura popular.
Tenemos el retorno de la luz solar, que llamamos Navidad (que significa “natividad”, “nacimiento”).
Y el Año Nuevo. Y el Día de Reyes, otra fecha alternativa del nacimiento de Cristo.
En España, incluso, despedimos al signo de Sagitario con el gran sorteo de la Lotería de Navidad!
Pero, ¿quiénes eran estos Reyes Magos?
Pues… no lo sé.
Hay teorías para todos los gustos.
Los eruditos y teólogos no logran ponerse de acuerdo… Aunque todos proponen ideas de lo más estimulante para la mente.
Te animo a investigar el tema.
Empecemos por el nombre.
Aunque en la cultura hispanoamericana los conocemos como “reyes”, en el mundo anglosajón y otras tradiciones se los conoce como “los tres Hombres Sabios”.
El término “mago”, del latín “magi” y el griego “magoi”, tiene, al parecer, su origen en Medio Oriente, posiblemente en Caldea, y se refiere a un tipo particular de sabio que conoce e interpreta los fenómenos celestes.
En una palabra, “astrólogos” 😉
Lo que genera confusión y disputas estériles e interminables, en mi opinión, es el hecho de querer darle realidad física e histórica a lo que, claramente, y como es constante en la mitología y en los libros sagrados como la Biblia, no es más que una metáfora de realidades más profundas y trascendentes, que siempre vienen señaladas por fenómenos astronómico-astrológicos.
Hay que saber mirar más allá de los símbolos.
Insisto: la Astrología está en la base y es la madre de todas las religiones y sistemas filosóficos, desde la Antigüedad más remota.
En nuestra cultura europea, incluso antes de que se convirtiera en “judeocristiana”, los primeros filósofos griegos, los denominados “presocráticos”, como Empédocles, Anaximandro, Anaxímenes, Tales, etc, comenzaron su búsqueda de las verdades últimas reflexionando sobre los cuatro elementos: el aire, el fuego, la tierra y el agua.
Y luego Platón, y muy en especial Aristóteles, siguieron filosofando sobre las cuatro cualidades cuyas combinaciones conforman dichos elementos: lo seco, lo húmedo, lo frío y lo caliente.
Pero ya me estoy yendo por las ramas…
¿Qué dice la Biblia?
Decía el gran escritor argentino Jorge Luis Borges, con ese escepticismo tan finamente crítico que le daba su Sol en Virgo, que la Biblia era el mejor libro jamás escrito… del género de ficción; y Dios, su mejor personaje.
Como es frecuente, la Biblia nos aclara… muy poca cosa.
Sólo en el Evangelio de Mateo encontramos la historia de los Reyes Magos, que no ocupa más de media página.
Es una historia escueta y un poco incongruente, mezcla de fenómenos astronómicos, “refritos” de otras tradiciones más antiguas, e interpolaciones de cosecha propia que responden a intereses geopolíticos del momento.
Para colmo, no está escrita en orden cronológico, lo que aumenta la confusión del lector si no se sigue atentamente.
Te la cuento brevemente, sólo para picarte la curiosidad.
Te recomiendo que la leas tú mismos, y recuperes, seas creyentes o no, la lectura de este libro fascinante.
Si no has leído la Biblia, y aunque todas sus historias son harto conocidas, te garantizo que te sorprenderás si la lees con ojos nuevos.
La historia comienza con el rey Herodes, que se entera de que el verdadero rey de los judíos está a punto de nacer, lo cual lo dejaría a él como un impostor.
Por lo tanto, decide matarlo.
Sin comunicarle sus auténticas intenciones, reúne a los tres sabios, y les pide que lo vayan a buscar, para rendirle homenaje.
Esta parte de la historia coincide con las leyendas del nacimiento y persecución de Moisés, y también del rey acadio Sargón.
Siguiendo una estrella, los magos/astrólogos, de los que en ningún momento se dice que sean reyes de ninguna parte (sólo que son “hombres sabios”) lo encuentran, se arrodillan ante el niño, y le regalan oro, incienso y mirra, símbolos de la riqueza y lujo del Medio Oriente, en clara alusión a las pretensiones (basadas en la voluntad de Dios) del pueblo judío sobre dichos territorios, que continúan hasta la actualidad, dicho sea de paso.
Advertidos por un sueño, los tres hombres desobedecen las instrucciones de Herodes de informarle sobre el niño en cuanto lo encuentren, y vuelven a casa por una ruta alternativa.
Fin de la historia.
Como se puede ver, es poco lo que nos dice la versión original.
Más tarde, la tradición ha ido ampliándola, a base de imaginación y sirviendo a intereses del momento.
Y la necesidad de “tapar” otras celebraciones paganas en las mismas fechas, la han convertido en la fiesta que conocemos hoy en día.
Deseos de Año Nuevo
Vaya para ti mis más sinceros deseos de un año lleno de realizaciones, autoconocimiento, trabajo y felicidad.
De todo corazón.
Mi deseo personal: continuar aprendiendo y compartiendo la Astrología día a día.
Conocer, conocerme, y ayudar a conocer.
Seguir buscando la verdad, y disfrutar de cada momento.
La vida es nuestro mejor regalo…
Y en especial, mi más profundo agradecimiento a Dulce y José Ignacio de Sermasyo, por tantas cosas, y por dejarme compartir estos deseos con tantas personas como tú.
Para ellos ¡muchas felicidades!
¡Feliz Año a todos!