Eugenio Carutti es uno de los astrólogos más destacados y relevantes hoy día. Su amplia formación científica y filosófica (Antropología, Física, Epistemología) aportan claridad y profundidad a la Astrología. Si añadimos que bebió de las ricas fuentes esotéricas de Alice Bailey, obtenemos una visión astrológica de gran sentido y significado.
Basta leer cualquiera de los libros de Carutti publicados para rápidamente darse cuenta de la elegancia e inteligencia con que nos habla de la energía y psicología de las diferentes configuraciones astrológicas (véase las Lunas, el refugio de la memoria, o los Ascendentes, 1ª y 2ª parte).
Eugenio Carutti es fundador y director de Casa XI, escuela de Astrología en Argentina a la cual acuden, no sólo personas interesadas en la Astrología, sino investigadores, psicólogos y terapeutas que ven en la Carta natal un potencial profundo de interpretación para sus profesiones.
Hay artículos, entrevistas o conferencias que bien merecen ser difundidas con el fin de que llegue al máximo número de personas, y esta es una de ellas.
En la siguiente charla Carutti expresa su pensamiento acerca del momento que estamos viviendo actualmente, en el que hay luchas constantes entre diferentes tradiciones y guerras de religión.
A su vez, explica las causas que, a su juicio, han provocado esta situación, y la necesaria solución a la que se debe llegar para encontrar el bienestar colectivo en la humanidad: la INTELIGENCIA VINCULAR, producto de una sensibilidad y conciencia nueva y diferente.
Expongo aquí la charla de Carutti para jóvenes organizada por May De Chiara de Astropsique en el 2008. Agradezco a Eliane Btesh por darme esta información.
Para su mejor y más fácil lectura, he subdividido el texto en partes con títulos, destacando alguna frase en negrita. Una vez más, leer a Eugenio Carutti invita a la reflexión profunda en busca de lo verdadero y auténtico.
Entrevista a Eugenio Carutti
“Soy antropólogo y astrólogo, me he dedicado tanto a investigar la evolución del planeta Tierra y la evolución de la especie humana, como este misterio de que todo lo que sucede en la Tierra está conectado con lo que sucede en el cielo. Por mi formación, ha sido inevitable ver que todo está interconectado, nada está separado y aislado de ningún otro elemento de la realidad, sino que todos los elementos están profundamente interconectados. Cuando se produce un movimiento en cierta zona del universo, le corresponde otro movimiento en otra zona del universo.
De hecho, tanto como antropólogo y como astrólogo, creo que el planeta Tierra, la humanidad, estamos viviendo una época excepcional. Creo que está habiendo un cambio muy profundo en la especie humana, un cambio que, por supuesto, no va a durar una generación. Durará 100, 200 años. Estamos en el medio de una transición difícil de dimensionar. Desde el punto de vista astrológico esto es muy evidente: que hay una convergencia de factores de elementos de posiciones del cielo que son extremadamente particulares, pero no voy a entrar en esto. Más bien quisiera hacer algunas reflexiones acerca de cambios que son muy visibles —y que nos marcan ciertas direcciones— y es muy importante estar atentos a ellas porque, como todo cambio, trae una enorme turbulencia.
En esta turbulencia la conciencia en un nivel puede quedar muy capturada por muchas corrientes colectivas que están en transformación, se están destruyendo unas a las otras. Quizás el sentido de este tiempo es que se destruyan muchísimas corrientes de pensamiento y de sensaciones y de sentimiento. Tener la mayor claridad posible sobre este proceso es muy importante.
La joven especie humana y los nidos aislados
Creo que la primera reflexión es darnos cuenta que la especie humana primero es una especie joven, que nuestro cerebro aún no ha madurado completamente. Es un hecho científico que utilizamos una muy pequeña parte de nuestro cerebro, que es todavía lo más misterioso para la ciencia tan desarrollada. Lo que no puede comprender la ciencia es cómo funciona el cerebro todavía. Estoy convencido de que nuestro cerebro está madurando aceleradamente, en un proceso de cambio que es muy exigente.
La conciencia humana maduró desde nidos aislados. La especie humana se dispersó desde África y anidó en distintos lugares, formando tribus y civilizaciones y tradiciones. La característica de cada una de estas experiencias humanas es que se aisló de las demás. Cada experiencia humana se constituyó en un nido donde crecieron conciencias, experiencias, pero un denominador de todas las civilizaciones es la tendencia al aislamiento, que llevó a que cada tradición profundamente se siente diferente, se siente excepcional, se siente superior a las demás. Tiene una dificultad intrínseca, casi biológica en el sentido de reaccionar muy negativamente a las diferencias, repeler a lo diferente.
En cada una de estas tradiciones, desde las más desarrolladas a las menos logradas, otra característica fundamental siempre ha sido la exigencia de que todos los humanos que nacen en el nido tienen que percibir la realidad de la misma manera. La exigencia primordial es que todos los humanos dentro de una tribu estemos de acuerdo en la manera en que percibimos el mundo. Cada comunidad siempre ha tenido este requisito. Hay una presión sobre cada individuo para que la percepción fuera convergente. No ha habido ninguna civilización realmente elástica en el sentido de aceptar percepciones diferentes de la realidad dentro de su propio centro.
El actual choque entre tradiciones
Una primera evidencia que hoy podemos ver es que hoy todas estas tradiciones, todos estos nidos están pasando por un proceso excepcional, están chocando entre sí. Este es un fenómeno totalmente nuevo, todas las culturas que se formaron, el pensamiento, las formas de sentir, de vivir, las creencias, los dioses, las religiones que cada uno había desarrollado muy cuidadosamente, que habían diferenciado cada cultura, hoy está destinada a chocar con otros. Como si la Tierra estuviera haciendo un gran experimento en que cada una de las múltiples experiencias humanas está obligada a chocar con la otra y a destruirse mutuamente en sus diferencias. Todos estamos viendo guerras de religión, estamos viendo cuánto le cuesta al ser humano hoy el tema de la raza, cuánto le cuesta lo diferente.
Quizás lo que dije antes, que en cada nido el requisito siempre fue que todos pensaran lo mismo, parezca un poco extraño. Estas son las primeras generaciones en las que se puede estar en la mesa familiar y ver la realidad de manera completamente diferente. En mi mesa familiar eso era imposible. Este es uno de los primeros fenómenos cuya importancia tenemos que pensar, porque cuando están sucediendo y uno los vive no se da cuenta de la envergadura que tienen.
Uno no se da cuenta de que están sucediendo por primera vez en una historia que tiene millones de años. Personas que tienen creencias completamente diferentes pueden coexistir. Piensen que hace cien años esta reunión era imposible, tantos hombres y mujeres unos al lado de otros y con tan poca luz (…).
Piensen en la India, los países islámicos, lugares de China. Aún millones de humanos no han aprendido a modular sus pulsos instintivos básicos por lo cual la sensación es que no pueden estar hombres y mujeres al lado del otro en ciertas condiciones. Hoy existe más de una humanidad en ese sentido, o más de una época humana. Están coexistiendo muchos tiempos en un mismo espacio. Las tradiciones se están, por las malas, mezclando, chocando, repeliendo, peleando. Y al mismo tiempo coexisten épocas distintas. Tiempo y espacio está mezclado en este momento en esta Tierra, pero esta es una revolución de una envergadura excepcional porque está exigiendo al cerebro procesar una cantidad de diferencias como nunca antes había procesado.
Las diferencias icónicas
Las diferencias más difíciles son las llamadas icónicas: ver a alguien de un color de piel diferente o con símbolos religiosos marcadamente diferentes, hasta hace poco tiempo en el planeta, produce una reacción física de miedo, de angustia, que lleva al ataque o al repliegue. Los humanos estamos aprendiendo muy aceleradamente lecciones que no quisimos aprender por muchísimo tiempo.
Quizás el simple hecho que la Tierra sea una esfera hace que suceda. Tarde o temprano, todas las tradiciones van a converger, este es un hecho por la misma forma de la Tierra. Es imposible que no nos mezclemos. Pero mezclarse significa atravesar la destrucción. Una sensación de que todo lo conocido, todo lo que me da seguridad, lo que me define, toda la sensación de excepcionalidad, de diferencia, se cae. Los blancos todavía no nos estamos dando cuenta de qué es ser blanco, de qué es ser occidental, de las consecuencias de haber sido la civilización que motorizó esta unión forzada planetaria, las vamos a sentir. De hecho, nos sentimos superiores.
El inútil método de destruir al diferente
Con ese tipo de conciencia, sabemos que la única manera de que se produzca esta convergencia es destructivamente. La misma lógica del proceso nos está indicando que tiene que haber una conciencia diferente. Esa conciencia todavía no apareció. El proceso evolutivo está sometiéndonos a una presión que nos exige una maduración completamente diferente, nos exige una capacidad para vincularnos con muchísimas diferencias. Hay un crecimiento en la complejidad de los hechos de toda la vida y esto va a aumentar cada vez más. Cada vez más va a haber más situaciones diferentes que no se pueden resolver por el viejo método que es la destrucción del diferente.
Este ha sido el método de la especie humana, todos hemos utilizado este método en un millón de años. Al diferente hay que eliminarlo o dominarlo o absorberlo. No hay una inteligencia vincular desarrollada en el ser humano. Nuestra inteligencia vincular es muy pobre, nuestra capacidad de complejizar la vincularidad es muy pobre, somos aún maniáticamente posesivos. En lo más cotidiano, no puedo tolerar que el otro sea muy diferente, que tenga una visión del mundo completamente diferente. Aún no sabemos cómo hacer para resolver situaciones desde distintos puntos de vista. Eso es un cerebro nuevo, una conciencia nueva la que se necesita.
Debe nacer una nueva conciencia humana
Hoy llegamos hasta las Naciones Unidas que ya es admirable, pero como alguien decía las naciones no pueden ser unidas, cada una tiene sus intereses. Eso es lo que estamos viendo. Estamos en el prólogo de un proceso en el cual tiene que surgir una conciencia que sea humana, ni argentina, ni inglesa ni china. De hecho como antropólogos no sabemos qué es una cultura humana. Sabemos qué es una cultura islámica, quechua, etc. Pero cómo vive el ser humano como humanidad, como conciencia de humanidad no existe. Es algo que evolutivamente está implicado, es algo que tiene que suceder.
Conociendo la evolución se van a presentar problemas que van a obligar a madurar en este sentido. Cuán dolorosamente suceda es un tema importante para nosotros, pero no para la evolución. Para la evolución es secundario el costo que conlleve desarrollar una conciencia humana. Aún no la tenemos, tenemos una conciencia de parte, fragmentaria, que no sabe cómo vincularse con aquellos que ven la realidad de manera completamente diferente.
Creo que éste es el primer punto para enfocar. Es inexorable. Es necesario que se desarrolle una conciencia diferente; la que tenemos hoy no sirve. Esto da como resultado una turbulencia incesante, que quizás sea necesaria para desilusionarse, para que cada tradición se de cuenta. Los humanos creemos que somos la especie superior y que somos totalmente independientes del resto de la vida de la Tierra. Como sabemos, esto está trayendo problemas que tendremos que enfrentar. Acá tenemos dos posiciones, pero si las vemos a fondo son la misma.
La reacción primera es que somos los dueños de la Tierra, los reyes de la naturaleza y que podemos hacer cualquier cosa. La posición opuesta es que somos los principales culpables del desastre en el planeta Tierra, por eso somos una especie negativa. Es notable que a nadie se le ocurra pensar que somos parte de la Tierra, somos una especie que está dentro de la evolución de la Tierra. Creernos que somos lo más importante o los culpables de todo, es lo mismo. Las dos posiciones que hoy discutimos en realidad son la misma. Esta posición está destinada a caer. La sensación de excepcionalidad y de no vínculo con el resto del planeta es una conciencia muy precaria que no puede resolver los problemas planetarios. Que no puede ser que sus dioses sean verdaderos y los demás no, que sus miembros son superiores.
Nos cuesta pensar cómo nos ven otras tradiciones de miles de años, en realidad las tememos y las despreciamos. Si nos pasa esto vincularmente podemos estar seguros de que a ellos les pasa lo mismo. Nos desprecian y nos temen. La inteligencia vincular es la que puede comprender este temor, este desprecio, cuáles son las razones de esto y aprender a no reaccionar con temor y desprecio, que se pueda ir más allá de las reacciones automáticas inscriptas en la conciencia de la humanidad.
El nuevo planteamiento
Mi convicción es que este es el tiempo en que todas estas ideas y sensaciones tan antiguas se van a desplomar. Uno no suele pensar que recién en la década del ‘60 una gran parte de la comunidad, por primera vez, se rebeló a que sus hijos varones fueran a la guerra. Un millón de años de orgullo, de identidad natural: si soy varón estoy hecho para ir a la guerra, nací para matar por mi tribu, por mi civilización. Es la primera vez que desertar fue algo honorable. En la misma época, el lado femenino se pudo comenzar a independizar de la programación básica de procrear, surgió la pastilla anticonceptiva, las mujeres del planeta pudieron comenzar a revisar dentro suyo si querían o no procrear. Esta posibilidad a gran escala de registrar, de problematizar si voy a procrear o no es tremendamente reciente.
Yo creo que cuando uno es joven se debate entre dos tendencias muy grandes: sentir que tengo que ocupar un lugar en el mundo y que ese mundo ya está construido, y hay que ubicarse, y por otro lado la clara conciencia de que eso que está construido no está bien construido, y que ese tener que ubicarse en esa construcción que no está bien hecha es una carga tremenda. En principio uno tiene una fuerte tendencia a rebelarse. Ser joven hasta ahora es esa oscilación entre ubicarse y rebelarse. Yo creo que exige mucha madurez poder cuestionar lo construido a fondo, sin rebelarse.
Por lo general la rebelión es pasar a un opuesto, es tomar una posición que ya está construida, que algún otro construyó. Empiezan a ser peleas entre construcciones del mundo. Si de algo puede servirles mi experiencia como ex-joven, yo creo que lo que está muy confundido no es una posición ideológica, un conjunto de ideas, sino que la mente humana está muy confundida. La conciencia humana aún es muy precaria. Creo que es muy importante que haya muchísimos jóvenes que tengan la fuerza suficiente como para atreverse a cuestionar la conciencia humana. Darse cuenta de cómo hemos construido el mundo, con qué miedos, con qué terrores, con qué ilusiones, con qué patrones construimos. Porque esos patrones inevitablemente llevan al conflicto. Creo que el planeta Tierra no puede soportar en los próximos cien años el mismo tipo de conflictos viene soportando. No puede soportar que un grupo se proponga aniquilar a otro grupo, porque ya el costo no es para esos grupos, el costo es para toda la humanidad, para todo el planeta.
Lo que debe despertar: la inteligencia vincular
Necesariamente tiene que surgir una sensibilidad diferente. Esto que yo llamaba inteligencia vincular, quiero decir ser capaces de vincularse con claridad con seres diferentes. Y no crear la ilusión de que vemos todo de la misma manera. Uno sabe que no ve todo de la misma manera ni siquiera con el ser que dice amar. No somos iguales. Todos sabemos que no estamos diciendo lo mismo. Ya el hecho de ser varones o mujeres implica códigos diferentes. Varón chino, mujer sueca: uno puede imaginar la aventura de ese encuentro. De hecho la evolución va a provocar que nos mezclemos todos y en esa mezcla vamos a tener que aprender a decodificar los misteriosos códigos de los otros que no sabemos decodificar.
Algo se está complejizando en nosotros, quizás no nos demos cuenta que ya está sucediendo. Ya por ejemplo la típica insatisfacción amorosa que tiene nuestra civilización que supuestamente no tenían nuestros bisabuelos, que no cuestionaban estas diferencias de código, nos damos cuenta de que hay una diferencia de código entre hombres y mujeres, y esto nos tiene locos, porque no hemos descifrado estos códigos y cómo se acoplan.
Hay patrones vibratorios que van a hacer que el cambio se produzca. Hay algo que me hace optimista que es la astrología. La astrología dice que cíclicamente cambian las condiciones estructurales de todo el planeta. En el mismo sentido en que de pronto termina el invierno y comienza la primavera, un cambio de estación. Algo está destinado a desaparecer porque ya no es su tiempo, no es que sea ni bueno ni malo, no es más su tiempo. En ese sentido es que está mucho más abierta, que reconoce lo diferente.
Bueno, básicamente eso es lo que quería plantearles para discutirlo, analizarlo.»
Haroldo Grisanti
Gracias Carutti por tu luz,
José Ignacio Marina
Hola José:
Acabo de imprirme las cinco páginas de la entrevista, para leerla como se merece.
Desconocía la existencia de Eugenio Carutti y es la primera vez que oigo el concepto de «inteligencia vincular». Será un placer saber algo más de este hombre y de sus ideas.
Gracias por acercarnos esta interesante información.
Abrazos,
Juan
Juan, estupenda idea la de imprimir el artículo/conferencia.
Uno de los rasgos que más me gustan de Carutti es su perspectiva elevada (desde arriba) de las cosas pero no por ello desapegada de la realidad. Es algo curioso que siempre me sucede cuando le leo: visión amplia y completa, y a su vez cercana, que sientes que es verdadera pues «te toca» más allá del pensamiento racional.
Espero que te guste.
Gracias, un abrazo,
José Ignacio
Me ha encantado. Iba a leer el principio y dejar el resto para luego, pero mira, me ha enganchado. Sí, el terror a la diferencia es muy importante. Desgraciadamente valoramos las formas más que el contenido, porque a nada que se rasque casi todos, en el fondo, pensamos lo mismo. Pero, ojo, en el fondo muy fondo.
Las cosas van cambiando, poco a poco, pero cambian. El pensamiento de uno, quiéralo o no, termina por influir en el otro. Por eso considero fundamental desarrollar la meditación porque se genera algo, estoy convencida de ello. Pero para eso debe haber más y más meditardores.
Te mando un muy fuerte abrazo. Gracias por el post!!!!
Comparto la idea de Hada Saltarina, en cuanto que nuestro pensamiento afecta al «ambiente» en que vivimos. Acostumbrados como estamos a la acción, esta idea puede resultar inconcebible para muchas personas. Dicho de otra forma, es como un caldo de cultivo en que cada persona aporta con sus pensamientos diarios su ración. Cuantas más personas aporten una actitud serena -de aceptación, intentando no juzgar lo que normalmente está más allá de nuestra comprensión- más ingredientes con este «nivel» existirán en ese imaginario caldo de cultivo, del cual todos nos vemos afectado en nuestro día a día.
He leído la entrevista y no puedo más que recomendar su lectura. Estoy de acuerdo en su idea de que estamos abocados -«por narices»- a la fusión de culturas, razas y credos. También, el hecho de que aún hoy en día no exista realmente -por haber sido vivido- una visión humana global. Existen países, «nidos aislados», que por intereses comunes se alían… pero de ahí a la Unidad dista todo un cambio de pensamiento y conciencia.
También, el hecho de que este cambio necesite para completarse más de una generación. Se avecinan choques culturales más extremos hasta que comprendamos, cada uno en su mundo, que todos -siendo diferentes en aspecto, creencias y circunstancias- somos, en esencia, una Unidad.
Lo mejor: la lectura de este texto interesante que es capaz de tener una visión casi profética de un proceso que a veces se nos escapa por fijar la atención a aspectos locales y puntuales.
Un abrazo, y gracias por dárnoslo a conocer.
juan
Me parece interesantisimo este articulo. Coincido ampliamente con el pensamiento casi profetico de que viene una revolucion, llamese inteligencia vincular o cualquier otro nombre que le podamos poner.Desde mi criterio, esa inteligencia vincular que debe despertar es mucho mas profunda de lo que parece. Se trata de que aceptemos que estamos interconcetados totalmente, que todo lo que hacemos, decimos y pensamos resuena como una onda sonora en toda la malla cosmica invisible que nos envuelve y de que asumamos eso con la responsabilidad necesaria. Eso es lo que nos hara cambiar profundamente nuestra cosnciencia colectiva. Cosa facil no?
Articulos como este me hacen sentirme honrada de ser colaboradora en «sermasyo».
Gracias Jose Ignacio.
Eugenio GENIO!!!, se me cae la baba, soy del FANS CLUB, fue mi maestro, y lo sigue siendo desde su clara,inteligentemente sencilla y hasta humorística mirada, de la Astrologia y la humanidad, tuve el honor y el placer de haber sido su alumna, llevo muchos rayos de su sol en leo en mi mente y corazòn, que bueno q lo hayan publicado, para q otra gente lo conozca, sus libros son de una excelencia increible, personalmente hasta ahora no puedo creer q un hombre haya captado el mecanismo de cada Luna como el, lo mismo ascendentes, son simplemente brillantes, pues Eugenio Carutti va mas allá de la psicología, llega a la captación profunda de la ENERGIA q se mueve detras de cada arquetipo, llamese signo, aspecto, etc, etc.
Gracias y cariños desde Argentina.
Mar
Si Eugenio lee este artículo seguramente quedará contento pues, tal y como expresa en su última frase de la entrevista, él quería que reflexionáramos y analizásemos lo que expone; y a la vista de los comentarios de Hada, Juan, Maria Angela, Mar… creo que lo ha conseguido.
Tienes suerte, Mar, de haber sido alumna suya! Estoy totalmente de acuerdo contigo. Sus libros son pequeñas joyas cuya sustancia es increiblemente rica y profunda. Te habla de la energía, que luego al llegar al hombre se convierte en psicología… simplemente genial, y de ahí el quererle dedicarle un post monográfico. Indudablemente, Carutti con su sol leonino crea y nos da luz y claridad. Gracias.
Un abrazo a todos,
José Ignacio
No he sido su alumna, pero si lo fue mi profesora de Astrología por lo cual fue de lectura obligatoria para nosotros Las lunas y Ascendentes en Astrología primera y segunda parte, es verdad que leerlo transmite no sólo claridad sino ganas de saber siempre más.
Gracias!! por el material que me hacen llegar.
Saludos cordiales
Eva
Es verdad lo que dice. En realidad, es como si el ser humano fuese un niño; ahora está en la adolescencia, y no sabe lo que quiere.
Lo único que puedo hacer es vivir, y cuando sea padre, educar a mis hijos lo mejor posible, que estarán un poco más cerca de esa inteligencia vincular.
Cada grupo, cada país, tiene que mirarse a sí mismo, y así eliminar sus manías, que son muy sutiles.
Hola Iñaki, en esto no acuerdo contigo. ¿Has pensado que es imposible establecer vínculos si no hay otra persona? ¿Y que el otro es el espejo en el que puedes reconocer la humanidad común? Si sólo nos miramos a nosotros mismos nunca podremos hacerlo. Lo que plantea Carutti es justamente que dejemos de mirarnos el ombligo. Que nos pongamos de pie, de frente al otro, lo miremos a los ojos y lo reconozcamos. Stand by me! Vamos Iñaki!, párate frente a mí y mírame a los ojos. Verás amor que despertará el tuyo.
Un abrazo fraterno
La verdad es que sí, Marta. La verdad es que para muchas personas dejar de mirarse el ombligo es un desafío; yo te pondría como ejemplos de personajes de ficción a Bart Simpson o a James Dean en «Rebelde sin Causa». Además, como los adolescentes, todo puede ser contradictorio en el mundo. No se si me explico, pero es algo que está en nuestro día a día, la contradicción en todo.
Ese es el juego de los opuestos que explicita la astrología. El crecimiento personal es explicitar-se las propias contradicciones. Darse cuenta. Y también aceptar las paradojas; como cuando estamos sufriendo por algun sentimiento herido y dos o cuarenta años años después reconocer que fue lo mejor que nos pudo pasar. Nada está clausurado para siempre mientras hay vida a menos que nos esforcemos para hacerlo.
Eso hacen los tres monos, y por eso son monos y no hombres.
Realmente maravilloso todo….y aunque suene obsecuente, sory! Eugenio…sos un genio! Gracias por tus libros y tu entrega.
cariños…Laura, desde Bariloche
Acabo de leer esta entrevista. la guardo en mis favoritos. Me gustaría publicarla en mi blog, ya que es necesario que este tipo de artículos circule para contribuir a la toma de consciencia. Soy psicóloga y astróloga, y si bien no he sido alumna «en clase» de Carutti, lo he sido desde este otro lugar, desde el que mira con ojos esperanzados un cielo que nos abra a una consciencia mayor.
Hola Gabriela. Me parece muy bien. Te la envío por mail. Un saludo.
MUCHAS GRACIAS!!!!!!!!!!!!!!!!!!. Es muy bueno hacer correr no sólo el mensaje, sino el ejemplo en cuanto a compartir espacios sin darnos de codazos!. Gracias José nuevamente y te envío mis saludos!
Un gran problema el que describe Eugenio Carutti¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡
ese problema se acentua y percibe con mas exigencia en cartas natales pobladas con varios planetas en casa 11 o componente uranianos no?
El ser humano cuando no entiende lo que se le dice, aunk no sea algo clarividente ataca o sale huyendo¡¡¡¡¡
Le cuesta dialogar¡¡¡¡¡¡jajajaja
Hola Alfonso. La energía del clan está esencialmente en el signo Cáncer (MI familia, MI país). Le cuesta dialogar con otros. Es la energía de Acuario la que no excluye a OTROS, porque justamente es la relación interactiva entre diferentes. Por tanto, varios planetas en Casa 11 o con fuerte Urano vivirá experiencias con otras personas, viajes, etc, integrando una nueva unidad y conciencia que es la que nos habla Eugenio Carutti. Como dices, que no nos cueste dialogar con los diferentes!
Hola de nuevo
Jose Ignacio cuando hice referencia a la casa 11 o acuario me referia a que es en la ubicacion donde mas se percibe esa falta de comunicacion no a k es la causante de la misma¡¡¡¡¡ Pido perdon por la falta de expresion…..jiijii
un saludo
Alfonso
me encanta Caruti y estoy orgullosa que sea argentino…yo tengo la suerte de tener mi sol en casa 11 y la verdad siento eso que todos somos iguales, sobre lo que plantea este escritor sobre la inteligencia vincular, pienso que todavia nos falta años y tenemos que empezar por nosotros, conosco mucha gente que se siente el ombligo del mundo, descalifican a cualquier persona que se les ponga al lado, ellas se sienten que son como dice caruti seres superiores, autoestima elevada segun ellas, yo le llamo demasiado ego que es diferente…en fin seria el ideal una sociedad donde todos nos complementemos y no discriminemos el uno con el otro…
Creo que Carutti es UN GENIO de la psicologia astrológica.
Conforme he leido, poco a poco sus escritos, me doy cuenta de la EXTRAORDINARIA precisión con que percibe las realidades psicológicas de los diferentes arquetipos.
Otro de los grandes genios de la astrologia es OSKAR ADLER.
Afortunadamente tenemos las primeras dos SERIES de conferencias traducidas al español (escritas originalmente en alemán), publicadas por EDITORIAL KIER (La astrología como ciencia oculta).
En Inglés se pueden conseguir las SIETE CONFERENCIAS completas. Aunque son difíciles de entender, a menos que sus textos se lean despacio (es decir se estudien).
Oskar adler es demasiado abstracto pero es SOBERBIAMENTE PURO.
Su astrología revela una extricta y exagerada PUREZA.
Carutti por su lado es TREMENDAMENTE acertado y PUNTUAL, PERO sus obras son más fáciles de entender ya que explica con MULTITUD DE EJEMPLOS, certeramente bien ELEGIDOS.
¡¡¡SALUDOS GENIOS!!!