[Anteriores artículos de la serie de I Ching: Los hexagramas del I Ching, Despliegue del Tao hasta los 8 trigramas]
Para construir los trigramas habíamos asignado dos trazos enteros yang al Cielo, dos trazos partidos yin a la Tierra, y uno yang y uno yin al Hombre. En total son tres trazos yang y tres yin -seis trazos-, que por combinación dan los 8 trigramas, los pa-kua.
Esta manera de disponerlos se llama Las Ocho Direcciones del Cielo Posterior. Se usa en el Feng-Shui para armonizar nuestro ambiente de vida al orden de generación de los trigramas acá, en el-mundo-bajo-el-cielo.
Para construir los hexagramas se duplica todo el conjunto de trigramas para asignar dos lugares a cada potencia fundamental. Los dos lugares inferiores a la Tierra; los dos centrales al Hombre; y los dos superiores al Cielo. El Hombre con los pies en la Tierra y la cabeza en el Cielo.
El total de combinaciones posibles al duplicar los ocho trigramas genera los 64 hexagramas.
También surge de multiplicar ocho por ocho, porque cada trigrama de abajo se puede combinar con ocho trigramas arriba si contamos la repetición de sí mismo, los hexagramas dobles. Sesenta y cuatro es la sexta potencia del dos.
Se considera que seis es un número completo, por ser el primer número que guarda en su esencia los dos primeros números yang y yin. Es decir, el dos yin y el tres yang.
El orden implícito en cada hexagrama es modificado por el devenir de las circunstancias al transformarse los trazos yin en yang y a la inversa, ya que la generación es continua; el mundo se crea de continuo y por eso su transformación es también continua.
Es decir que, para esta concepción, el mundo es eterno y a cada fin sigue un nuevo comienzo. Lo que puede entenderse también como simultáneo, porque algo eterno no tiene tiempo.
La generación se muestra gráficamente así:
Cada fila tiene tantos elementos como los de la anterior multiplicados por dos. Se expande seis veces, los seis trazos del Hexagrama. En la fila superior están los 64 hexagramas. En la tercera fila se puede apreciar la característica yin o yang de cada trigrama.
Esta es otra manera de graficar el despliegue de la emergencia que tiene el plus de mostrarlo sin necesidad de transformar los peces en trazos, y que es un texto completo por sí mismo:
Nada más que casilleros que se llenan con la energía yin que se despliega desde el centro hasta agotarse y la yang que hace lo propio, y nuevamente el yin, y el yang, yin, yang, y así se sostiene. Un ritmo binario que en su combinatoria genera uno tras otro los 64 hexagramas.
El despliegue que he tratado de explicar es una manera de entenderlo, porque en realidad se considera que es simultáneo, un ritmo tan próximo que se acerca al infinito, o a la nada de donde surge que es lo mismo.
Una ilusión, un mundo ilusorio, o un sueño. También se podría comprender como un instante infinito. De esta concepción provienen las paradojas y los koan a los que son tan afectos el taoísmo y el budismo zen.
Si toman en este diagrama un rayo de la rueda del despliegue, verán que está formado por seis casilleros. Cada uno de ellos se corresponde con un trazo entero si es blanco, y con uno partido si es negro. Cada rayo es un hexagrama. Hay 64 rayos en la rueda.
Los 64 hexagramas son un fractal del universo todo.
Se pueden entender también como si fueran una serie de moldes de imprenta, o de sellos. Sesenta y cuatro moldes o sellos. Un código que está decodificado en el mundo.
El proceso histórico de cuatro mil años de construcción del I Ching es mirar el mundo para conocer el código. Es decir, mirar el cielo, la tierra y el hombre. Teniendo el código, se puede comprender el mundo.
Así lo dice la Discusión de los Trigramas, el Shuo Kua, en la traducción de R.Wilhelm:
“Los santos sabios de tiempos antiguos”… “Al penetrar con el pensamiento el orden del mundo externo hasta el fin, y la ley de su propia interioridad hasta el núcleo más profundo, arribaron a la comprensión del destino”.
Un código, 64 ordenes distintos de lugares para los trazos, y, en correspondencia, una ley interior. La palabra destino que usa Wilhelm es una palabra discutible pero útil. No tenemos otra.
Esto es lo que puedo decir ahora de los hexagramas del I Ching. No quiere ser más que un intento por mi parte; y, si quieren, una aproximación.
Espero les resulte útil.
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Es de un amigo y viejo conocedor y divulgador del I Ching, lo ha creado para compartir todo lo valioso que se encuentra en la web en lengua castellana.
Hay enlaces para todas la inclinaciones personales, desde las más técnicas y eruditas hasta las más artísticas e intuitivas.
Autor: Marta Ortiz, Docente especializada en Ciencias Sociales, de la Asociación para el Desarrollo de la Educación Integral en Córdoba, Argentina. Estudiante de Astrología.
Página personal: abatesoderini.blogspot.com, educautonomia.blogspot.com
Todo esto creo que explica muy claramente lo que es la vida en sí….es una espiral infinita de autoconsciencia. Tendré que leerme bien esto del I-ching cuando acabe con los libros de George Green. Estas cosas son las que nos tendrían que enseñar en las escuelas…
Hola Alba, lo dices bien. Tanto en el universo como en cada uno de nosotros la cosa es una espiral infinita de autoconciencia. Se ve muy bien en en el modelo circular del despliegue de la emergencia sostenida en el tiempo y expresada en el espacio. Es un mundo maravilloso, y esa vivencia de la maravilla es algo humano.Sin nosotros ¿Quién hay para maravillarse?
Cuando vemos este esquema nos produce igual sensación que cuando vemos el Arco Iris, yo lo siento así y me parece que vos también. Es maravilloso ¿Y no es eso justamente lo que te lleva a querer acercarte y conocerlo?
En las escuelas se puede enseñar -en el sentido de señalar-, la maravilla del mundo. Lo necesario es que el docente sienta la maravilla para poder transmitirla. Hace falta sensibilidad a la maravilla para poder despertarla en los otros, nuestros alumnos.
Gracias Alba, un abrazo